Quizás tu aliviadora inmediatez ahora proteja la desesperación que otro hombre sufre por no tenerte. Pues a mí me hizo sentir querido en más de una ocasión.
A veces tu inteligencia me resultaba dolorosa. Si te pedía que no me llamaras amigo, en un segundo recorrías todos los sinónimos que te aprendiste, pero en tus poemas nunca me has llamado como yo lo anhelaba. Por eso será que amé tanto: hasta lo más hondo admiro a las personas que se mantienen en su postura.
A veces tu inteligencia me resultaba dolorosa. Si te pedía que no me llamaras amigo, en un segundo recorrías todos los sinónimos que te aprendiste, pero en tus poemas nunca me has llamado como yo lo anhelaba. Por eso será que amé tanto: hasta lo más hondo admiro a las personas que se mantienen en su postura.
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Pido a mi corazón que se despierte. Él escribirá sin la intervención de mis preguntas ni consejos. Pues aquí tengo una pluma con motor que una vez prendido escribe epopeyas enruladas. Con clásicos saltos de caballo astuto, frías damas zanjan de oeste a este los tableros en donde es regla del juego que el rey fallezca más de una vez. También la dama muere de vez en cuando, a diferencia de que ella son muchas. En una semana intenté amar a otras. Efímeramente cubrí tus cabellos espiraladados con una galera forrada en un bricolage de amantes. Las uñas del gato vuelven a oírse resbalando sobre el parquet acústico, pues Vicenta arranca para correr como una pickap atorada en el fango. Aunque ya no estemos juntos la algarabía de los chiquillos cumpleañeros traen hasta mi lado una ráfaga de tus hambrientos gemidos, vaticinando la multiorgasmicidad.
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La llorona y acústica guitarra de Young
Aviva la dramática emoción de no tenerte
Colores mórficos de los atardeceres
-Que unos con otros se encimaron-
Desgastando el recuerdo de nuestros abrazos.
Aviva la dramática emoción de no tenerte
Colores mórficos de los atardeceres
-Que unos con otros se encimaron-
Desgastando el recuerdo de nuestros abrazos.
Perderte es una multitudinaria
manifestación de palabras atinadas.
Pero ninguna trae hasta mí
la filosofal consolación erudita.
Ni siquiera las voces letradas
Son un obstáculo confuso
Que impida escribir de tus ausencias.
¡Ay, díctame un poema
del que me sienta orgulloso!
Desde que comenzamos a simular
haber dejado de querernos
la vida han sido dos viernes
rodeados de catorce mañanas.
En cada una me levanté a esperar
la conversación que iniciaban
tus pomposos buenos días; tus cortitos holas,
conforme el tiempo trajo nuestros cuatro meses
vinculados.
Hoy entiendo que solamente fui yo
quien controlaba el almanaque
para que con un felicidades yo pudiera regalarte
la romántica peculiaridad de que los segundos
comenzaran a significar algo especial
desde nuestro primer abrazo:
La vida sin ti es una continuidad de ahoras
sazonados con los antes impregnados de ti
La vida sin ti es un ahora
que analiza infinitamente
el memorandum de tus albricias.
El momorandum de tus albricias
no consiguió salpimentar un solo segundo
de la vida sin ti.
haber dejado de querernos
la vida han sido dos viernes
rodeados de catorce mañanas.
En cada una me levanté a esperar
la conversación que iniciaban
tus pomposos buenos días; tus cortitos holas,
conforme el tiempo trajo nuestros cuatro meses
vinculados.
Hoy entiendo que solamente fui yo
quien controlaba el almanaque
para que con un felicidades yo pudiera regalarte
la romántica peculiaridad de que los segundos
comenzaran a significar algo especial
desde nuestro primer abrazo:
La vida sin ti es una continuidad de ahoras
sazonados con los antes impregnados de ti
La vida sin ti es un ahora
que analiza infinitamente
el memorandum de tus albricias.
El momorandum de tus albricias
no consiguió salpimentar un solo segundo
de la vida sin ti.
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