sábado, 27 de febrero de 2010

Un vaso de agua sin sentir sed



28, quizás


Ya es la tarde.


El tiru-riru ha sonado con una opereta cortita y diferente. Ayer he cambiado el fonta
nero por otra que ni me interesa saber su nombre, para que así no me ataque lotob y me empiece a desacostumbrar de esperarte.


Muchas ventanas de Salamanca están a punto de hacerse astillas: los vientos subtormesinos transitan por mi primera castilla a 130 kilómetros en una hora.
























Las cosas tenían que ser así: aún no estabas preparada para valorar lo que yo tenía para darte. Y yo no pude esperar sin que este enamoramiento me asfixie. Como te decía en la carta: los celos me están matando. Sólo sé que en 2 días he soñado 5 veces contigo. El último fue que habías preparado un perfil diferente. Y por todos lados decía todos mejor que nico.




















Aunque tu nombre no había cambiado, sí cambiaba tu residencia. Ahora estabas en en Argentina. No quisiera mentir, pero creo que figuraba la provincia del chico que te dejó un mensaje en el blog de Perla. Ese mensaje que no borraste. Me llamó la atención no verlo, era extenso y también romántico. Antes escribías todos los días allí, y ahora parece el cuaderno de una niña que no puede salir a jugar. Yo también te he golpeado, ahora lo entiendo. Lo siento tanto.







En el sueño, para herirme aún más, habías hecho unos grotescos retoques a tus fotografías. Tu expresión había pasado de emocionada hasta una amargura que me dolió. Me daba pena pues parecías una mujer común. Un dolor parecido sentí cuando vi el anuncio de los pelos largos que buscas por tu ciudad.

En las fotos deslizadas, tu conjunto ahora se había pintado de blanco, igual que los gatitos cuando querían dejar de dar mala suerte.

Este mediodía ya se pasaron siete días desde que el teléfono sonó por última vez sin ti. Me siento huérfano de mis instintos. Un bastardito sin escuela. Nadie pregunta nada. Tan solo hubiera un amigo, un padre… Entonces una pregunta masoquista invade mi espíritu una vez más: ¿Con cuánta frecuencia entrarás a leerme?



Me gusta pensar que estos escritos son para ti como el recreo para una niña que va a la escuela. O coo un cuarto lleno de cromos y piruletas, que donde miras hay algo rico que te hace seguir soñando, algo que te gusta mucho y te junta saliba en la boca… algo que te hace feliz y que no se agota.

jueves, 25 de febrero de 2010

De tu Eco






Basta un segundo de ti
Para que otra vez desee
Embellecer los pozos
Cavados en la injusticia.

Unos minutos de ti representan
Vernales temperaturas
Que consumen los icebergs
Del espíritu desgarrado.

Un instante de ti
Es cena de Noche Vieja
Para mis versos ayunados.

Es la fuente de venideros
Azares misteriosos,
Perpléjicos y mágicos.
Que una vez marchados
Despiertan el inquieto apetito
De tu eco.

Un momento de ti
Agrupa en un solo centro
Las extraviadas resonancias
De la ilusión vejada.

Y separa al saber…
De lo supuesto.

Al saber lo encuadra
En las biblias
De lo oportuno…
Y de las referencias.

Un segundo de ti.









3 de septiembre
Mediodía

Mi esperarte







Mi esperarte es un número
Que se repite en la pantalla
De un Siemens
Sin melodía.

En mi espera
La hombría que antepuso
[A sus pasiones]
Dar alivio al alma de la niña,
Ahora espera con vergüenza
Para ser juzgada.
Mi espera es un intento
Buscando novedades
De una palabra imprenta.

Mi aguardarte es una
Crujiente hoja cayendo,
Despredida de la copa
Del enrulado bon-sai.

Sobre un enmarañado
Cenit de hojas verdes
Cada mañana
Nacían las flores
De mi esperanza.

Sus formas emulaban
A la estrella del judío.
Hoy mi espera es un
Celoso Bon-sai,
Amargado por las flores
De la ausencia.

Mi espera es un solero
Alunado verdemente
Un perfil que se bronceó
Por cuatro soles diferentes.

El recorrido de mis ojos
Por cada poro de sus piernas.
Dos manos preparando
Matutinos cafés.






6 de septiembre de 2009

lunes, 22 de febrero de 2010

Extraño





Echo de menos a tus problemas cielo. La conmovedora indignación con la que me trasmitías tus penas. Improvisar soluciones para tus sufrimientos. Sugerirte denuncias para que tu romántica conciencia no te reproche el haber hecho la vista gorda a las injusticias que el Sino te tenía designadas. Echo de menos el sonar que hacía el eco de tus opulentas onomatopeyas cuando caminabas por el living y sentías el frío. Extraño esa desmedida desaprobación que te provocaban todos los gatos, desde que un felino desbordado se subió en ti para destrozar tu plumas a esquizofrénicos rasguñazos.

Tus suspensivos innecesarios…

Tus viscerales insultos cuando nos enfadábamos. La expectación que ponía en cada una mis palabras, deseando que me llegara una respuesta de ti. ¡Y tus lecturas! ¡Ay, Dios! Los camiones de bomberos y las ambulancias… Echo de menos preocuparme por tu incomprensible patología de alergia. Insistirte para que hagas tu Silva, o que me pidas instrucciones que al final no probarás.

Extraño tus errores.

Extraño ofenderme porque dejabas para segundo lugar a mis textos, y en cambio te ponías a hablar con un imbécil a 20.000 kilómetros. Extraño tu confusión, que te hacía elegir a veces tratarme como si fuera un desconocido. Tu despiadada historia y que corrijas mi seudónimo.

Extraño que cuando menos lo espero… lo eches todo a perder.










22 de febrero

viernes, 19 de febrero de 2010

La última hoja







El intentaba pensar en otras cosas. Pero excepto en los mates, Macha estaba en todo lo que escribía. Los mates son algo así como un primer compañero de banco.

Suponía que cuanto más contento estuviera su corazón, tanto más pronto iba a llegar la noticia que esperaba. Igual que cuando se fue a conocer un brazo del río, que al regreso se contestaron mensajes con un minuto de diferencia. O como cuando después de un día entero se telefonearon al mismo tiempo. O como cuando volvió de subir la colina, que al cerrar la puerta de casa empezó a tocar el teléfono, con ese profundo hola, o aquel excitante buenas noches que por haber entrado en mucha confianza ella ya no le decía más, pero aún así todo eso era más excitante por la millonaria coincidencia, propia de quienes ganan las loterías de Navidad. Eso es el amor: dos designios iguales en corazones diferentes que se han cruzado temporalmente, y cada uno tiene el deseo de que ese encuentro perdure.

Al principio ella fingía caprichosos reproches cuando él la despertaba.






Soy un fantasma que observa el contenido de un manchón de tinta roja. Busco la identidad en los cuentos de un tal Papini. ¿Estarás escribiendo ahora? Presiento que tus notas ahora empiezan con un querido fulano de tal. Y así te bajas en Salamanca de nuevo, con tus ronroneantes frases y tus mojadas bocas.

Con el tiempo encontrarás otro entendimiento que te sostenga por encima de los miedos.

Ojalá las metafísicas que consiguieron mi alivio te lleven también hasta el tuyo.

En el pecho del indio se han clavado las inmateriales cuchillas de su indiferencia. De esa herida van ya cuarenta y un días. Pero aún se mantiene abierta. Y con el terco afán de mostrar hombría, exageró una hipócrita crueldad. Pues una conducta desleal no afecta tanto al alma que ama como él amó. Pero aún así continuaré lamentando su partida, bien escriba 20 hojas y ponga este punto final.

lunes, 15 de febrero de 2010

San Valentín





14 de febrero



¿Cuánto valorarías estos cuadernos si alguna vez te llegaran a las manos? Más allá de la intuición se forja el desaliento pensando que ya no regresarás. Una vez y ya hace tiempo estuve comprometido a raja tablas con la honestidad de mi corazón. Ahora este valor sincero –siempre acompañante de las actitudes de los héroes-, un pedazo de algunas veces decapita a las justificaciones que he tenido para alejarme de ti.

A mi rededor siempre encuentro las cosas que te iba preparando. Y si de vedades hablamos yo hubiera preferido que el romántico juego de la conquista no se terminara el día en que te conocí. Pero aunque nos hemos unido mucho, en tus arrebatados abrazos
me confesabas que otras necesidades estaban antes de mis cortejos. También está muy claro: algo dentro de mí te habló de mis rencores y remordimientos, y los conociste tanto y tan rápido que no te querías acercar más. Soy así: una explosión escondida bajo la tierra a la que tu corazón ha detectado.

Y no hay un solo día que se vaya sin que antes me cruce con un milagro que grita tu nombre.


Apenas me levanté luego de enviarte la carta, Dios expectoró mi ser por las calles de Salamanca. Paré en una plazoleta impregnada sólo de calesitas, para fotografiar las mismas ternuras en las que cabalgué de niño. Los caballos de los que alguna vez yo había sido bravo jinete malevo, se habían trasformado en preciosos objetos caricaturezcos. Ya no tenían pelaje ni tampoco sus vientres múltiples vomitaban histéricas relinchadas. No podía creer que las monturas fuesen de plástico, pues yo las recordaba de cuero y pieles de búfalo. Vi TroncosWagen que no llevaban a Brutus ni a Pedro o Bilma.



Tenía cuatro asientos tan plastificados como aquellas monturas desentusiamadas, y un volante que reflejaba una canica de sol. Los indios le alquilaron las chozas a unos motores que bombeaban eléctricas corrientes de agua aceitosa. Y ningún calesitero me ofreció jugar al ole con la sortija. Tampoco la vi a mamá, que antes me vigilaba para que los desconocidos no me ofrecieran chuches.


Únicamente el tiempo nos ayuda para que vayamos aceptando las pérdidas de a un minutito más cada día que se nos pasa. Y en la rareza de una melodía que jamás se había oído, logramos encontrar por un completo aunque el fin efímero instante una ráfaga deperplejidad que nos brinda un exótico lapsus para nuestro olvido.





15 de febrero

No juraré idolatrarte. Tampoco te dedicaré las replicadas eneidas que puedan brotar de mi corazón mientras no esté contigo.

Más de un día me condenaron por creer en los milagros. Sin embargo acudiste a mi llamado cuando pronuncié tu nombre, estando a más de una provincia entera. Por lo que más quieras déjate guiar por esta seda pues ella es mi alma que te conduce a las afueras de tus históricos laberintos.


La estatuilla de
Napoleón nos horroriza porque creemos que puede contagiarnos con la locura. Algo parecido sucede con el teléfono ya medio antiguo, puesto que tras de sí, sobre el mármol de la cómoda alta, junto a los adornos de la dinastía Dallara, junto al fantasioso reloj que reproduce ortodoxamente los fieles tictacs: allí esta la prosódica campanilla del teléfono impotente, que no se sabe si sonará hoy para traerte hasta mí.




















viernes, 12 de febrero de 2010

Lo dicho y hecho







1 de febrero











Me gusta decir:

“Pienso en el río sin fin alguno. Pienso en la negra y ondeada superficie del Tormes que se escapa abajo del puente, distinta en la orilla y al atardecer”.

Para que el papel no se preocupe finjo que no lloro.

Después del 31 algo había cambiado en Macha. Me dijo que no me amaba como yo a ella, pero de una forma sin clase que me dejó abiertas las heridas del alma y los complejos que me inyectaron las compañeritas de primer grado. Me condenaba en seguida por tonterías, si yo no llamaba ella tampoco: parecía que se completaba con otra voz y otros piropos distintos a los que alguna vez le había dicho. En una diferencia, directamente me dijo que no me necesitaba para nada, siendo que antes siempre me recordaba cuánto me necesitó. A esa necesidad, le contestaba que le pertenecía.

Y así era.

La descubrí en otra cosa que prefiero no mencionar, por si acaso algún día nos damos otra oportunidad, yo ya estaré acostumbrado a no repetir el tema y entonces las cosas no se estropearán más. Me aferro a la indigna esperanza de que otros hombres no le hayan importado. O que le hayan importado los hombres equivocados.



2 de febrero

Ayer los últimos rayos del día soleaban en comedor. Pero donde estoy parece que haya neblina, ya que un tul blanco –salpicado esparcidamente con el bordado de alguna flor- se despliega de arriba hacia abajo sobre el vidrio de la ventana.

Quiero decirte (pues confesártelo me hace bien): ¡Qué maldito vacío es este que siento cuando recuerdo que no volveré a tenerte!

Las páginas de la mañana serán ahora las páginas de ti, puesto que para poder hacer algo que no seas tú necesito antes escribir sobre ti.

Hoy es 2 de febrero. El sol rebota en una hilera de blancas persianas salmantinas. Dentro de los aristócratas rangos arquitectónicos que puedan dar jerarquía a la subtormesinidad, el baptisterio que me da la función de aquel escenario reverberante e iluminativo, vendría a ser como un inamovible soldado, imposible ascendido ni degradado.


Y de repente se descubre que la vida se ha convertido en la pendiente espera de ti. ¡Y, ay, cuantas lágrimas cayeron por ti esta tarde! Pero sabe que duelen más, por que ayer te he podido escuchar dos veces.

Pero mi secreto plan para que todo fuera más bello me hizo reprimir el atenderte -para que hablemos hoy-, y así festejemos que otro dos nos sea destinado para el reencuentro. Tal como lo fue el día en que te conocí. Todos mis enemigos resucitaron luego de veintitantos días sin ti.






Tu ausencia es en mi corazón una herida que no termino por recorrer.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El repercutir de tu alma



El practicar caligrafía deberá esperar
A que llegue otro mañana.
Hoy en mis letras cursas ya no hay cabida
Para las explicaciones
Ni los peros.

Menos hay lugar en los renglones
Para las réplicas a aquellos
Amores que han sido falsos
Y no cabalgaron hasta
Las metas de mi añoranza;
Las partes más oscuras
Ya no eclipsan tanto
Como antes de ti.

En mis líneas
Hoy no hacen falta introducciones
Para preambular este mágico apego
Crecido.

El querer hace ya tiempo abandonó
El insuficiente cause de la verdad
Para desembocar en la poderosa oceanía
Del los frágiles te amo.

Sentimientos de firmeza
En impotencias se disfrazan
Al notar que aún no estás lista
Para recibir los ritos versiculares
Del Corintios.

Los te amo se quedaron aguardando
Escuchar a sus ecos
Repercutidos en tu alma.
El eco de mis latidos no volvió a mí
En el alfabeto del alma
Que halla su Tesoro.





El eco de mi amor hoy vuelve a mí
En los gestos de un diferente cotidiano.

El eco de mi amor volvió hasta mí
Como el noble abofeteo de la benevolencia
Que espabiló la ebriedad de todo mi ser.
Ha vuelto a mí como un tintilineo
Que alegremente me sorprende
Cuando estoy atento
A una glosa
Inspirada en mi leyenda.

El eco de mi amor vuelve hasta mí
Envuelto en melodías que no asimilo
Con el típico de la inmediatez.

El eco de mi amor regresó a mí
Como la sufrida cintura de una
Abstinencia que demanda
Las calmantes dosis
De tu arrullo.


10 de octubre
(mediodía)















domingo, 7 de febrero de 2010

Anteperla


Hoy -28 de diciembre- no me alcanzaron las hojas ni la tinta para desahogarme de esta falta de ti. Tus rasgos índigos son la conformación de un místico y complejo

rompecabezas, inaugurado hace un siglo en un ápice de las genéticas antepasadas. Esa confeccionada figura hinduista, obligó a todos mis bolígrafos a que escribieran sobre una partícula de tu historia, antes que de ningún principito mío.

Los cuadernos están cada vez más flacos, pues arranco las hojas que se jactaron con algún que otro de tus Lolita: es que deseoso estoy esperando que alguna vez te haga falta saber cuánto he pensado en ti; así yo desenfundaría del tahalí de mis secretos todas estas carillas, endulzadas con el epígrafe de tu nombre.

Como la rosa azul, la creatividad es algo raro. Y así, como el rocío del amanecer salpica el envolvimiento de ese capullo para que se transforme en la exótica flor, los exactos carameleos de tu amor, tu cariño y tu deseo, han extasiado a mi alma para que vuelva a prosar acerca de este dulce embelesamiento llamado estar enamorado.




Soy un grano de arena
vagabundeando entre penas
lo submarino.

Pasivamente existo
en una mar de tequieros
añorados.

Antes de una fecha
imborrable, fui Poseidón
en esas aguas.



Las líneas que confiesan los deseos de ti son tachadas en los insatisfactorios renglones de la intención, que ocupan la distancia que va desde el erosivo intelecto hasta la hoja, compuesta por sustanciales maderas. Debido a unas vacaciones desinteresadas, los bucles de esta caligrafía tienen más consistencia. ¿Respecto a estas últimas líneas? Diré que aunque abundan en verborragia, son minusválidas en autenticidad. No quisiera ser vulgar hablando de sexo. Tampoco criticaré a quienes lo pronuncian ardorosamente. En mis cuartillas ya experimenté la expresión de mis celos, de mi amor, de mi añoranza… pero hay algo más profundo y también más íntimo: una excitación de la que no llegué a conversar nunca ni con nadie, salvo con el sonido del viento, o en los confines brumosos de mis rebuscadas intelectualidades, he conseguido escribir un poemario de [quizás] unas diez hojas. Yo sólo quiero pensar en ti. Desearte cuando no estás. Desearte pensando que mañana tampoco podré viajar a Madrid. Hoy me leíste sobre la emoción, pues yo te digo que este sentimiento deja aparecer su sabrosa y jugosa pulpa cuando, pellizco a pellizco, voy quitando la fantasmagórica cáscara de los valores que me implantó este mundo. Este sentimiento es una emoción que se inflama cuantos más pensamientos tengo de ti.

En cada cosa estás tú. Acompañas los marcos azules donde van centradas desde hace décadas las preescolares fotografías, encoladas finamente sobre la contraportada del cuadro.






(Anochecer)

Timorata





Vuelvo al bon-sai pespunteado con hojas duras, a la sinergía del amanecer tormesino, a sus horizontes urbanizados y a sus nubes, que van adquiriendo tonos violetas, conforme el sol atraviesa la ruta de su cenit impreciso.

Los edificios asiluetan a los vientos, dándoles filosas formas e hiriéndolos de tal manera que profieren nobles aullidos indescriptibles.

El brazo de un escritor se retuerce. Luego se escurre por una esquina de un aislado espejo de cartera, que se sostiene con un soporte de fierro triangulado. Cuando quiera alejarme de ti reclutaré a un ejército de gatos y entre sus bigotes sitiaré a la frágil princesita de tez pálida, con apenas un pigmento de colorete.



Yo no se si será cierto, pero siempre en el medio del sujeto y el predicado está ese estorbo que es como una pelusita haciendo saltar la púa de un Winco.


Ahora eres los puntos suspensivos
Que finalizan malamente las oraciones
Antes de que su predicado
Done movimiento al actor.

Eres la invisible ofuscación
De todas las demás líneas
Que no nombran tu lores.

Un impresionante atolón
Cuya superficie impide
Que se junten los mares
Amén de su inmensidad.

Un Triángulo de las Bermudas
Cuya elemental imantación
Engulle los nuevos barcos
De las ilusiones.


Será como el tabaco que cuanto menos se fuma más fácil es de dejar. A medida que las noches desgasten las farolas que alumbran la plazoleta de Chinchibaya, habrá una alborada sin los corrosivos primeros minutos de sus voces hermosamente enloquecidas. ¿Pero qué pasaría si mi felicidad está en hacerla volver? Los relojes están por auspiciar la hora en que diariamente ella dejaba de telefonear a casa.




(Originalmente escrito en un amanecer
cuya fecha jamás se registró en este cuaderno)

sábado, 6 de febrero de 2010

Día: lo ignoro





Ahora tienes tus propios libros para leer. En unos meses ya tendrás suficientes papeles como para hacer la exhaustiva compilación de una historia real, que fingirá para los demás ser inventada pues se llamará leyenda. La productiva tristeza de esta tarde todo lo tiñe, por eso es que me siento demasiado débil como para la reescritura de algún verso bonito que me haya salido en tardes ya ajenas como pasadas.

Mi vida se convierte en unos cuadernos rayados. Mañana no estarás otra vez. Y escribiré unos tangueros renglones que se hechizarán con el perfume ya rimbombante de tu nombre. Me dirijo al punto de partida:






¿Qué nombre voy a ponerte?
Una melodía que no es para mí
Me advierte que pronto he
De refugiarme en insólidos
Budismos.

Me consumió el esperarte destructivo
Un vacío después de cada verso

Sobrellevé el paso de los tiempos
con un barato conformarme
que no fue lo mismo
al autoengaño.

Ojalá el Universo conspirara
Para que así este amor
Hubiera sido posible.

Así todo no estoy tranquilo:
Sigo esperando el melódico timbrido.
Tiernamente extraigo de mis utopismos
Fuerzas para seguir esperando
A que algo maravilloso
Sea posible.






28 de enero de 2010





Desde el tu hasta el sin ti





Hoy te fui a llorar a la misma banca donde ayer me senté para pensarte. Como si fuera un trofeo codificado –aunque no sea de tu amor, pues de tus celos-, orgullosamente hago un recorrido por tus reproches y tus malos modales, de los cuales fui una voluntaria víctima, pues solo al amortiguar con mi despecho los odios que aún no desquitas -ni siquiera con los fantasmas-, puedo esperar a que valores mi compasión. Las heridas que aún no se cierran supuran con el mínimo roce nefasto. Cuando comprendí toda esa reaccionaria cadena eslabonada con males intercalados con luchas, me senté a pensar en una cualidad que te defina en los momentos donde nuestros latidos son inevitablemente arrebatados. Y como si hubiera eyaculado gruesamente sobre tu entrecejo dispuesto, me distendí cuando al bautizarte “Rabiosa”.

Los infantes se tutean por las veredas de Salamanca. Y no puedo evitar reconocer una generosa porción de tu alma en su gritería.


Salpicada de mil te amo panifiqué sin memorizármela la fantasía de una conversación futura.

Mi vida arrastra sus días de confusión. ¡Ay, Dios! ¡Cómo voy a extrañar el tiru-tiru que nos acercaba cada mañana! Ya no me quiero evadir en las letras de mi suplicio. Tendrán que pasar años para que encuentre una voz más hermosa que la tuya. Los quizás ya no armaduran, y los tal vez no acorazaron. El cuadrúpedo arpegio del gato sobre el parquet ahora no alegra la tarde. Ojalá alguna maría llamara a mi corazón con tanta fuerza como lo hacías tú.

Y he aquí otro día que se llenó con el sin ti.

Fui como un pañuelito que se estrujó para secar tus lágrimas. Pero tu corazón extrañaba a otros. Conmigo tapaste los peligrosos vacíos de tu soledad peligrosa. Pero mis tercos textos nunca te interesaron del todo. Dejé de esperar tu llamada hace treinta minutos, me pasa todos los santos días a las nueve y cuarto. Ya no tiene sentido colgar poemas en el espejo, para que te recuerde mientras me afeito. Y el portarretratos no llegará a adornarse con tu expresiva malicia. Quizás te esperé demasiado: así me acosté en el tiempo desde el tu hasta el sin ti. Crueles alejamientos causa el bajo nivel del amor propio. Y sin embargo -aunque sabía el precio-, cambié todo lo que me hacía bello por este cuarto despoblado.




(Anochecer)

viernes, 5 de febrero de 2010

Enséñame




Tenemos la noble solemnidad como para concedernos tiempos generosos. ¿Qué es nuestro llámalo equis?, sino la sufrida contemplación de un sustancioso grano de arena, atravesando la crítica metamorfosis de huésped indeseado, hasta que por fin adquiere la trigueña belleza de su perla perfectamente esférica.

A veces acallo mis angustiosas fantasías imaginando que mi reaparición haya cicatrizado a todas, y cada una, de los profundos tajos y golpes que sufriste en el pasado. Y que en tu ser habite solamente yo. Necesito saber si es que al fin me he convertido en la razón de todos tus dolores: Necesito saber si únicamente yo me fui convirtiendo en un lastimoso grano de arena, irrumpiendo en la superficie de tu alma infinitamente dolida. Durante muchísimo tiempo le hice bienvenida a la incertidumbre, pues así quitaba la idea de acabarlo con todo, cuando en mis días y noches, infinitamente solitarios, no habías entrado tú.

Quiero seguir soñando que, igual a ese infiltrado, ahora yo también me he mezclado en la esencia de tus escrituras. En textos pasados he visto la demanda del entre tus líneas timorato, que se amedrenta diciendo amor y nunca me bendijo con un te amo, anhelado desde hace tiempo. Pero también es verdad que sigo roto: es como si múltiples granos de arena se hubiesen metido dentro de mí, y no hubiera placenta ni plasma lo suficientemente justo como para curarme de todos. Los importunios dejaron abiertas heridas que aún no consigo suturar con estos finitos nepentes, que las quebraduras enhebraron en la constructora aguja de mi conciencia infantil.

Dime qué significan tus puntuaciones invertidas en los títulos. Explícame qué estás sintiendo cuando dices que tú también lo lamentas: ¿lo lamentas por ti? ¿o porque te estoy perdiendo un poco más, tras cada uno de mis orgullos, que no son más que equivocaciones que inoportunamente designa el hado en el haber de mi fatua conquista?. Dime algo, hija de mi substancia: ¿Puedes salvarme de morir ahogado en esta mar de lágrimas? Sí… Yo también lloro. Fue mucho antes de hoy, cuando temí de la incerteza, de impotencia, de ardor, de miedo a haber nacido en una mar que nunca fue mía. Y sin embargo, aquí continúo por ti, para que mis cuidados te embellezcan hasta la perfección de tu naturaleza.

Déjame corregirte una vez más: la amistad verdadera debería escribirse como está dicho en tus líneas. Yo también opino lo que ellas. Aunque con una diferencia de tres letras: lo llamo Amor. ¿Acaso se percibe un sentimiento de amistad en los epistolarios para S? Pues yo te ofrezco lo mismo a ti. Y fue desde un principio, incluso sin conocerte.

A lo que ha sido la verdadera amistad en mi vida, le debo el obligado honor de haberme convertido en una perla imperfecta y defectuosa. Cuya hermosura se eleva por encima del nivel de lo normal cuando otros ojos la observan, pero que cae como una plomada si la filtro por el destilaje de mis valores.

Y a pesar de nuestros malhumores, a pesar de nuestra distancia, tratémonos siempre con la indulgencia de las palabras esforzadamente consideradas. Pues se aprende a cómo a amar siguiendo el ejemplo de cómo se nos amó.

Los niños aprenden a amar así.

Yo también quisiera acostumbrarme a vivir si ti. Pero eso lo haré cuando no me quede más remedio.

Yo no tomo a los kilómetros como una ofensa, o como algo que va haciendo cada vez más imposible el estar juntos. Sino como una inapelable verdad, que inexorablemente ha ido convirtiendo a las incertezas en algo más sublime que un te quiero. Pues ellos se dan tanto a los padres como a los amantes como a los niños. Pero decir mi vida, mi cielo, mi amor…

Ya no deploro la distancia cuando todo está en mis manos para ir hasta ti. Me basta una sola palabra tuya para que en 3 horas roce tus hombros. ¿O llamas distancia a la falta de nuestras condiciones?

Nunca será tarde para dar la dulce bienvenida a tus dulces palabras, vida mía. Pero yo también necesito un poema rodee a mi nombre en un enjambre de tus te amo.

Enséñame a estar contigo.




jueves, 4 de febrero de 2010

Astrea







-


Hoy eres los poemas aún sin escribir
cuya extensión son los versos
que se escribirán hasta la próxima tú.

Casi he desgastado tu bautismo
de tanto que lo nombro.


Y al evocarte soy de confundirte
con otros lores

que todavía no se esfuman.

Pues no apunté lo suficiente
sus sonoros alias.

Nos abandonamos cuando firmé mis odiseas
con ese seudónimo que me concedió
nuestro vínculo X.

Solamente volveré
a firmar como una almeja
si alguna vez vuelves a mí.
Pues nada de lo que viva
me hará sentir tan único.




4 de febrero, 2010
(llovizna)


lunes, 1 de febrero de 2010

Una recopilación de pensamientos es un poema




El Young malpronuncista suaviza la densidad del ambiente tocando otra vez The painter, puesto que esta mañana los cordones de tus zapatillas andan repiqueteando los inodoros mosaicos de una sala de espera. Siquiera el sr. Petty ha podido remendar mis alas rotas de arcángel, que ya hace tiempo se venían desplumando tras cada irreciprocidad del amor.

Recuerdo los días en que no era más que una andrajosa larva que se arrastraba mendigando la belleza de otras imágenes. Buscando mi tesoro caí a los pies de sus desprecios. Con mis palabras hincadas limpiaba la mierda de sus tacones. Y lustré la pinotea de sus salones diarios con mi dignidad regenerativa, que hervida en un caldo de reflexiones, día tras día volvía a resucitar como la santísima alianza del triskelion. Fui más paciente que la roca, siempre aguardando para que me contaran sus penas. Jamás me conmovieron los éxitos de los otros.

Pero ni un alma hubo a quien escribirle mi amador cuarteto inmétrico.

Hoy me he convertido en ti. Mi pasado se aglomera alrededor tuyo, y lo observas pasar sabiéndolo yerrado. De mi corazón conocen tanto los viejos como sufridos. Te enternecieron mis sofías al igual que mis ismos… en esos tiernos momentos me sentí amado.

Contigo aprendí que los celos no son tan listos como para entender de que este mundo sólo nos sirve para extender la fantasía más honda hasta que se choque en los límites de su frontera. A partir de ti es que descubro la insignificancia de los te quiero desesperados, mientras no haya abrazos mediante. Y que una cópula perdida cuenta más que un ciento de te amo; pues cada vez que somos humanos cuentan más para el corazón los sexos aislados en vez de una fantasía que perdure.

Que si nuestra alma es lo suficientemente noble, de vez en cuando es preferible apostar al autoengaño, si es que con ello se podría esculpir a la verdad que nos ha dolido… en un pasajero castillo de arena; al que seguro desintegrará las brisas sucedáneas. Pero en los cimientos de su inexistencia se alojará el honorífico sellado de nuestra tolerancia, amanecida en aras de ejercitar las pequeñas renuncias que pudieran salvarnos de los tiempos alejados. En ellas encuentro la distancia que separa a los amores fingidos y a los sacrificados.

Puede pecar en lo redudante decir deja volar aquello que amas. Pues tú me has enseñado que ya no puedo mejorar lo que amé.

Quizás cuando pude convertirme en Brad Pitt o en Russel Crowe (ambos de viejo) desperté a tu deseo por un minuto. Pero sé que tu querer no será capaz de crecer más que aquella noche.

Si me descubrieras maquetando mis historias sobre un rayado, acalla los respetos cinco minutos y cuéntame de tus secretos más básicos, de tus fobias inofensivas. Pero después deja que prosiga en mis desahogos cursivos: ellos pueden convertir a una princesa de porcelana en los sueños que necesito de ti. Así conseguí estirar a mi cordura por 2 meses, donde esparcidamente -algún dos- la tacaña Providencia me regaló el milagro de haberte hecho el amor de diferentes maneras.

A pesar que revivir viejas tragedias te hubiera partido en dos, abre la agenda en la N para reforzarte de vuelta en mí. Cree otra vez en las misteriosas lógicas del amor.











Que si estoy aquí es por ti.