¿Cuántas hojas van ya? Completadas reglón tras renglón con enrulados encefalogramas cursivos, a lo largo de tantos meses, embelleciendo así la amargura del no tenerte. Desde enero hasta septiembre hubo días en que sentí que estas letritas le fueran haciendo un pellizco tras otro un bonito repulgue a este dolor inmensamente profundo. Pero, ¿para qué preguntar?, si no hay pregunta que origine tu regreso. Si alguna vez volvieras para despertarme por las mañanas, preferiré no saber si otros hombres –con su armamento de consolaciones y elogios- vencieron la barricada de tus dolidos principios, y te brindaron el alivio del sexo. Pues a pesar de que no he visto tu piel en 8 meses, confirmar que en ese tiempo te probaron mientras yo te esperaba seguiría significando un golpe tan tremendo como el primer día en que te amé.
Comencé esos días pensando porqué no me escribiste. Poco a poco la indignación se iba convirtiendo en un sentimiento de impotencia que clamaba por la justicia de un llamado. Aunque en él no hubiera nada. Y así el porqué no me has llamado cambió sus letras hasta que se convirtió en porqué me has hecho esto. El porqué me has hecho esto transforma un poco más su naturaleza tácita y ahora te acusa en un porqué me abandonaste. El hilo de mi trauma avanza hasta una foto de anteayer en la que un puño arremetió a mi alma causando el sonido de una cachetada iracunda. Pues unas letras bajo los nudillos dieron a entender que ella se ha convencido de que no hay amor en su corazón de infante. Pensar que me has amado es todavía más doloroso. Pues aunque te he amado nunca me animé a escribirte. En el secreto guardado por mucho tiempo se desperdician los amores que son más nobles.
Ya no importa que tardes un mes en contestar mis testarudas epístolas, aunque los me duelan desde dentro cuando demoras. No voy a corregirte más cielo. Pues antes que nada te quiero a ti. [Vuelve]. Me equivoqué tanto. [Vuelve]. Entendí que no hay definiciones cabales para este vínculo. Ni nadie habrá como tú. Es muy pronto para prometerte nada. Y no puedo darte más de lo que te di hasta ahora. Ello quizás fue la causa por la que no te busqué: quería volver pero siendo uno mejor. Aunque estés lejos, hace mucho que te siento encerrada aquí. Y no sé por qué tengo la seguridad de que no amaste a otro. ¡¿Qué importan los principios éticos o metafísicos?! Si yo te quería a ti. Los pensamientos positivos nada más son un comienzo en el camino del alma que busca paz. Podría llenar esta hoja con miles de teextraño. Y si acaso eres como yo dudarás de que estén escritos para ti. Aún si una coma y un Lolita los acompañen. Quiero tu inmediatez en mí. Comprendí tus puntos suspensivos demasiado tarde, cuando ya no me quedaba una posibilidad de que quisieras que te quiera.
No entiendo cómo fue que sucedió, tampoco si hubo terceros responsables. Pero lo cierto es que hubo días en que me desperté sin extrañarte. A veces la paz se estira hasta un momento del mediodía. Eso sucede si generalmente te escribo extenso. Pero a la larga o a la corta he de regresar al papel para que el dolor se amolde mejor a mi vida. Quizás me haya ayudado la foto que vi anteayer. Tampoco hay forma de que lo sepa. Pero lo que sí sé es que al interpretar que mis cartas te decepcionaron, pues no le veo sentido a seguir sosteniendo esta ilusión de ti. El amor es eso: una ilusión. Como bien vos decías. Sin embargo hoy soy de admitir que no es una ilusión cualquiera. Sino que entre todas las ilusiones que un hombre o una mujer puedan permitirse tener en esta vida, el amor es la mejor.
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