domingo, 5 de diciembre de 2010

Um desalmado Yole-ley Hi-jú



5 de diciembre


Te pienso como si fueras una canción, cuya letra nos queda rondando en los pensamientos luego que nuestro corazón la deja de repetir sensacionalmente.

Desde hace 2 meses soy un suspiro. Antes pensaba que tu amor no era mío, porque nunca me amaron como me amaste tú. Y te juzgué con leyes equivocadas. El amor es una etapa que permite la lógica, pero que no permite examinarse con lógica a sí.

Hoy temo por lo peor, quizás estés tan mal como quizás tan bien como para no pensarme. Dime que fue cierta tu voz. Y que este amor que hoy yo siento eres tú sintiéndome de iguales formas a mí. No voy a caer de vuelta en tomarme el trabajo de contar para la hoja aquello que me sienta tan frío como un baldazo de agua en la nieve. Sospecho un abanico de insolencias mudas. Pero sea cual sea, es tu manera de amar. Como me sucedió hace diez años, no me importa por qué has vuelto. Otra vez aprecio cada sílaba que te oí. La princesita pareciera mirarnos a todo y todos con una expresión distinta: tu expresión de gladiadora ilusionada.

Escribirte a ti me ha hecho amarte más. Ahora que has regresado ya no me salen tan horribles las aes y las es. ¿Cómo me declararé? ¿“Quiero estar contigo toda mi vida”? ¿Con jazmines o con rosales? El segundo cuaderno se ha hecho muy largo. Comenzó intentando olvidarte y va terminando con las emociones de tu regreso. Así se cerrará otro volumen de las páginas de Lolita: el cuaderno de Macha.

¿“Ténganme paciencia”? ¿“Alguien venga a rescatarme”? ¿“Ya no quiero más consejos ni más órdenes”? ¿“Papá quiéreme más”? ¿Qué nos estás diciendo cuando te pones los dedos bajo la lengua para silbar tu trágico Ole-le-ley Yole-le-ley Yole-ley Ji-Hu? Es tu manera de llamarnos al tanto de tus sentimientos. Por ello no me preocupé demasiado cuando me contaste de la última vez. Pero sí me indignó que no pensaras en mí al momento de hacerlo. Y si pensaste: que mi recuerdo no haya tenido la suficiente fortaleza como para detenerte.

Finalmente el cansancio de esperar tu voz me ha vencido por hoy. Pero tras cada rutina que se marcha descubro que amo cada vez más esta vida de espera que a la jactanciosa compañía de la condescendencia cercana y los acomodaticios piropos que provienen de las exóticas regiones del orbe nuestro.

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