Ahora tienes tus propios libros para leer. En unos meses ya tendrás suficientes papeles como para hacer la exhaustiva compilación de una historia real, que fingirá para los demás ser inventada pues se llamará leyenda. La productiva tristeza de esta tarde todo lo tiñe, por eso es que me siento demasiado débil como para la reescritura de algún verso bonito que me haya salido en tardes ya ajenas como pasadas.
Mi vida se convierte en unos cuadernos rayados. Mañana no estarás otra vez. Y escribiré unos tangueros renglones que se hechizarán con el perfume ya rimbombante de tu nombre. Me dirijo al punto de partida:
¿Qué nombre voy a ponerte?
Una melodía que no es para mí
Me advierte que pronto he
De refugiarme en insólidos
Budismos.
Me consumió el esperarte destructivo
Un vacío después de cada verso
Sobrellevé el paso de los tiempos
con un barato conformarme
que no fue lo mismo
al autoengaño.
Ojalá el Universo conspirara
Para que así este amor
Hubiera sido posible.
Así todo no estoy tranquilo:
Sigo esperando el melódico timbrido.
Tiernamente extraigo de mis utopismos
Fuerzas para seguir esperando
A que algo maravilloso
Sea posible.
28 de enero de 2010
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