lunes, 1 de febrero de 2010

Una recopilación de pensamientos es un poema




El Young malpronuncista suaviza la densidad del ambiente tocando otra vez The painter, puesto que esta mañana los cordones de tus zapatillas andan repiqueteando los inodoros mosaicos de una sala de espera. Siquiera el sr. Petty ha podido remendar mis alas rotas de arcángel, que ya hace tiempo se venían desplumando tras cada irreciprocidad del amor.

Recuerdo los días en que no era más que una andrajosa larva que se arrastraba mendigando la belleza de otras imágenes. Buscando mi tesoro caí a los pies de sus desprecios. Con mis palabras hincadas limpiaba la mierda de sus tacones. Y lustré la pinotea de sus salones diarios con mi dignidad regenerativa, que hervida en un caldo de reflexiones, día tras día volvía a resucitar como la santísima alianza del triskelion. Fui más paciente que la roca, siempre aguardando para que me contaran sus penas. Jamás me conmovieron los éxitos de los otros.

Pero ni un alma hubo a quien escribirle mi amador cuarteto inmétrico.

Hoy me he convertido en ti. Mi pasado se aglomera alrededor tuyo, y lo observas pasar sabiéndolo yerrado. De mi corazón conocen tanto los viejos como sufridos. Te enternecieron mis sofías al igual que mis ismos… en esos tiernos momentos me sentí amado.

Contigo aprendí que los celos no son tan listos como para entender de que este mundo sólo nos sirve para extender la fantasía más honda hasta que se choque en los límites de su frontera. A partir de ti es que descubro la insignificancia de los te quiero desesperados, mientras no haya abrazos mediante. Y que una cópula perdida cuenta más que un ciento de te amo; pues cada vez que somos humanos cuentan más para el corazón los sexos aislados en vez de una fantasía que perdure.

Que si nuestra alma es lo suficientemente noble, de vez en cuando es preferible apostar al autoengaño, si es que con ello se podría esculpir a la verdad que nos ha dolido… en un pasajero castillo de arena; al que seguro desintegrará las brisas sucedáneas. Pero en los cimientos de su inexistencia se alojará el honorífico sellado de nuestra tolerancia, amanecida en aras de ejercitar las pequeñas renuncias que pudieran salvarnos de los tiempos alejados. En ellas encuentro la distancia que separa a los amores fingidos y a los sacrificados.

Puede pecar en lo redudante decir deja volar aquello que amas. Pues tú me has enseñado que ya no puedo mejorar lo que amé.

Quizás cuando pude convertirme en Brad Pitt o en Russel Crowe (ambos de viejo) desperté a tu deseo por un minuto. Pero sé que tu querer no será capaz de crecer más que aquella noche.

Si me descubrieras maquetando mis historias sobre un rayado, acalla los respetos cinco minutos y cuéntame de tus secretos más básicos, de tus fobias inofensivas. Pero después deja que prosiga en mis desahogos cursivos: ellos pueden convertir a una princesa de porcelana en los sueños que necesito de ti. Así conseguí estirar a mi cordura por 2 meses, donde esparcidamente -algún dos- la tacaña Providencia me regaló el milagro de haberte hecho el amor de diferentes maneras.

A pesar que revivir viejas tragedias te hubiera partido en dos, abre la agenda en la N para reforzarte de vuelta en mí. Cree otra vez en las misteriosas lógicas del amor.











Que si estoy aquí es por ti.








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